Pautas de actuación

No podemos ver la conducta aislada, tenemos que ver la conducta en un contexto en que circunstancias se ha dado esa conducta.

Son niños muy inestables, no alarmarse porque hayan mejorado y tengan una temporada mejor, y por favor, no penséis que ocurre algo en casa, porque en la mayoría de los casos no va a ser así.

Para entrenar en habilidades de autocontrol a los niños con TDAH hay que estar con ellos continuamente, porque no generalizan, esto los psicólogos y psicopedagogos no lo pueden hacer. Hay que profesionalizar a los padres y profesores. Hay que entrenar a padres y profesores para que sean ellos los que entrenen a los niños en cualquier situación de la vida cotidiana, de esta forma es más fácil que puedan generalizar.

  • No aprenden de los demás, aprenden experimentando (y no siempre).
  • El niño tiene los conocimientos, nuestra obligación es poner los recursos necesarios para poder saber que lo sabe (lo dice la ley): exámenes orales, preguntas cortas, tiempo que necesiten…
  • El niño con TDAH no es un niño problemático es un niño que tiene un problema.
  • Un tratamiento combinado, bien pautado y de instauración precoz puede ofrecer nuevas perspectivas a la vida del niño y su futuro.
  • Actitudes como “vamos a esperar que ya madurará…”; “solo es un niño vago y travieso”, etc. Pueden en cambio estar restando oportunidades a su futuro.
  • Cómo dar las instrucciones con el objetivo de facilitar el cumplimiento: establecer contacto ocular y/o proximidad física con el niño; dar las instrucciones de una en una, las instrucciones deben ser concretas, cortas y en un lenguaje positivo.

Las explicaciones deben ser motivadoras, cercanas a la vida cotidiana del niño, dinámicas, que permitan una participación frecuente. Deben estar estructuradas y organizadas. El profesor debe asegurarse que el niño ha comprendido la explicación.

  • Es necesario que el niño se siente cerca del profesor, facilitando la supervisión, y lejos de murales, ventanas u otros elementos decorativos.
  • Ayudarle a organizar y planificar sus tareas:
  • Ayudar al niño a que se marque objetivos concretos y cortos.
  • Si la tarea es muy larga, fragmentarla.
  • Animarle a usar la agenda de forma sistemática, revisársela y felicitarle por su uso. Este es un espacio idóneo para reforzar y elogiar el buen comportamiento del niño. Se ha de evitar el uso de este medio como intercambio de críticas y aspectos negativos sobre su conducta y su rendimiento.
  • Elogiar la conducta adecuada.

Utilizar un lenguaje positivo

  • Tareas cortas, refuerzo inmediato.
  • Tareas para que se pueda levantar y canalizar así el movimiento.
  • Ignorar conductas menores.
  • Evitar los castigos, sobre todo en conductas que sabemos que no puede evitar, ya que no le enseñan la conducta correcta.
  • Anticipar lo que pueden ser situaciones problemáticas.
  • Dedicarle tiempo.
  • Supervisarlo a menudo.

¿Cuándo surgen los problemas?

  • La tarea es difícil y aburrida.
  • Se le exige un trabajo por un periodo prolongado.
  • Hay poco control.
  • Se realizan cambios de actividades que el niño o adolescente no controlan.
  • El niño no sabe lo que se espera de él.
  • Solo se le recuerdan los errores, no se le acepta como es.
  • No se le respeta (se le chilla, se le amenaza…).
  • Es castigado en exceso.

Generalmente los niños tienen una lista de “noes” (no correr, no chillar, no insultar…). Es necesario formular las normas o los límites en positivo (caminar poco a poco, hablar flojito…), para así enseñar conductas adecuadas.

Elogia al máximo, ignora siempre que sea posible, castiga solo ante situaciones muy graves. Trata de sorprender a tu alumno cuando haga alguna cosa bien hecha y felicítalo.

Recordemos elogiarlo de forma especial, ya que la tarea escolar supone para un niño con TDAH un esfuerzo muy importante.

No es lo mismo un niño que piensa “como soy listo lo sabré hacer” que otro que piensa “no podré conseguirlo nunca”. El primero lo intentará, mientras que el segundo abandonará antes de intentarlo o ante la mínima dificultad.

Sustituir el verbo “ser” por el verbo “estar”. De esta forma no atacamos su autoestima, lo que hacemos es mostrarle la conducta correcta.

Potenciar una buena autoestima es la mejor defensa para que sepa enfrentarse con éxito a los diferentes retos que le ofrecerá la vida.